Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, también crecen los riesgos asociados a las olas de calor, especialmente el golpe de calor, una situación médica grave que puede poner en riesgo la vida si no se actúa con rapidez.
De acuerdo con un estudio reciente publicado en The Lancet (2023), las olas de calor han incrementado en frecuencia e intensidad en los últimos años, lo que ha provocado un aumento significativo de los casos de hipertermia, sobre todo en personas mayores y en quienes padecen enfermedades crónicas.
¿Qué es el golpe de calor?
Se conoce como golpe de calor a una alteración grave del mecanismo de regulación térmica del organismo, que provoca que la temperatura corporal supere los 40°C. Esto puede generar síntomas neurológicos como confusión, convulsiones, pérdida de conciencia, e incluso daños en distintos órganos si no se trata de inmediato.
Existen dos tipos principales:
Golpe de calor clásico: suele producirse tras una exposición prolongada a temperaturas elevadas, incluso estando en reposo. Es más frecuente en personas mayores o con enfermedades crónicas.
Golpe de calor por esfuerzo: aparece habitualmente en personas jóvenes o deportistas que realizan ejercicio físico intenso bajo temperaturas elevadas.
¿Quiénes tienen mayor riesgo?
Algunos factores aumentan la vulnerabilidad frente al golpe de calor:
- Edad avanzada
- Enfermedades cardiovasculares, respiratorias o neurológicas
- Obesidad
- Deshidratación
- Toma de ciertos medicamentos (diuréticos, antihistamínicos, antipsicóticos)
- Consumo de alcohol
Lo que dice la ciencia
Un estudio europeo multicéntrico (Euroweather Study, 2022) demostró que un incremento de tan solo 1,5°C en la temperatura media diaria se asocia con un aumento del 10% en los ingresos hospitalarios por complicaciones relacionadas con el calor. Los investigadores concluyen que la prevención y la educación de la población son esenciales para evitar consecuencias graves.
Cómo prevenir el golpe de calor
Desde Clínica San Miguel recomendamos seguir estas pautas, basadas en criterios médicos:
- Mantente hidratado. Bebe agua regularmente, aunque no sientas sed. Limita bebidas alcohólicas o muy azucaradas, que pueden favorecer la deshidratación.
- Usa ropa ligera y de colores claros. Lo ideal es elegir tejidos naturales como algodón o lino.
- Evita salir en las horas más calurosas. Sobre todo entre las 12:00 y las 17:00 h.
- Busca ambientes frescos. Usa ventiladores, aire acondicionado o acude a lugares climatizados como centros comerciales o bibliotecas.
- Presta atención a las señales de alerta. Mareo, confusión, piel caliente y seca, pulso acelerado o dolor de cabeza son síntomas que requieren consulta médica urgente.
Cuidados especiales en personas mayores y enfermos crónicos
Las personas mayores y aquellas con enfermedades cardíacas, respiratorias o neurológicas son especialmente vulnerables a los efectos del calor. Además, en muchas ocasiones presentan menor sensación de sed o dificultades para comunicar sus síntomas.
Recomendaciones específicas:
- Asegúrate de que beban líquidos con frecuencia, incluso sin tener sed.
- Mantén su vivienda bien ventilada o climatizada.
- Evita que salgan a la calle durante las horas de más calor.
- Vigila si presentan confusión, somnolencia excesiva, mareos o malestar.
- Consulta con el médico sobre la medicación que toman, ya que algunos fármacos pueden aumentar el riesgo de deshidratación o golpe de calor.
- Si viven solos, es importante que familiares o cuidadores los contacten varias veces al día.
El verano está para disfrutarlo, pero siempre con precaución. Si tú o alguien cercano presenta síntomas de golpe de calor, acude de inmediato a un centro médico. En Clínica San Miguel contamos con un equipo de profesionales preparado para atender cualquier emergencia relacionada con las altas temperaturas y cuidar de tu salud.