Cada año se detectan aproximadamente 2.000 nuevos casos de cáncer de cérvix en España. Un cáncer que puede afectar a todas las mujeres sexualmente activas de cualquier edad. Por ello, y porque una de las armas más importantes contra este tipo de cáncer es la prevención, hemos querido hablar con la Dra. Ana García, de nuestro Servicio de Ginecología y Obstetricia – Clínica San Miguel de Pamplona- .
Con ella hemos analizado qué es el cáncer de cérvix, el virus del papiloma humano, así como la importancia de la prevención para combatir este tipo de cáncer.
PREGUNTA- El cáncer de cérvix es el segundo más frecuente entre las mujeres a nivel mundial, pero ¿podría explicarnos qué es exactamente el cáncer de cérvix?
RESPUESTA El cáncer de cérvix se origina en las células que revisten el cuello uterino. Supone la segunda causa de muerte por cáncer en el sexo femenino tras el cáncer de mama. Es una enfermedad propia de mujeres sexualmente activas y es necesaria la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) de alto riesgo para el desarrollo de la enfermedad.
Una vez desarrollado el cáncer invasor, el pronóstico está directamente relacionado con el estadio en el momento del diagnóstico. En los países desarrollados, la mortalidad por este cáncer ha disminuido un 75% en los últimos 50 años; sin embargo, en países en vías de desarrollo sigue teniendo una tasa de mortalidad cercana al 50%.
P-¿Nos puede aclarar qué es el VPH y cuándo hay riesgo de que se convierta en cáncer de cérvix?
R- El virus del papiloma humano es el agente causal de la práctica totalidad de neoplasias de cérvix y de sus lesiones precursoras.
Se han identificado más de 200 tipos y la expresión clínica más conocida de la infección son las verrugas genitales o condilomas acuminados; interviene además en el desarrollo de otros tumores como los de vagina, vulva, ano, pene, boca y orofaringe.
Es importante aclarar que no todas las infecciones de este virus tienen porqué desembocar en cáncer de cérvix. De hecho, más del 90% de las infecciones que ocurren en mujeres menores de 30 años son transitorias e irrelevantes desde el punto de vista oncogénico, esto es así porque el propio sistema inmunitario es capaz de “aclarar” o eliminar el virus del organismo. A partir de esa edad, la prevalencia de infección por HPV disminuye y el porcentaje de persistencia del virus aumenta, lo que conlleva mayor riesgo e incidencia de lesiones precursoras.
P- ¿Cómo se transmite y a quien afecta la infección por VPH?
R- La principal vía de transmisión es la sexual, incluyendo el sexo vaginal, anal y oral. Representa la infección de transmisión sexual (ETS) más frecuente en la población a nivel mundial.
Afecta tanto a hombres como a mujeres. En los varones la infección se resuelve en 5 -6 meses y se puede manifestar con lesiones genitales externas, como son los condilomas, verrugas genitales o neoplasia intraepitelial perineal, pero la afectación es menos frecuente que en la mujer.
P-¿Entonces, que beneficios tiene el cribado en la población y a partir de qué edad debemos comenzar con él?
R- El objetivo fundamental del cribado es identificar a las mujeres con infecciones por el VPH o lesiones cervicales precursoras con mayor riesgo de progresión a cáncer. Dicho cribado ha conseguido reducir hasta un 80-90% la incidencia y mortalidad por cáncer de cérvix; no obstante no debemos olvidar que no hay ninguna prueba con sensibilidad del 100%, por lo que existe un riesgo mínimo de cáncer tras una ronda de cribado o en el intervalo de tiempo entre revisiones.
En cuanto a la edad a la que se debe iniciar a realizar revisiones (salvo excepciones tales como mujeres inmunodeprimidas o con infección por VIH), se aconseja comenzar a los 25 años. Por debajo de esta edad, la incidencia de cáncer de cérvix es extremadamente baja y el cribado sistemático no ha demostrado ningún beneficio en la reducción de la incidencia.
P-¿Cuándo debemos preocuparnos por tener una citología alterada?
R- Cuando la alteración citológica se asocia a infección persistente por VPH de alto riesgo. En este caso hay que realizar una colposcopia, una prueba que consiste en la visualización microscópica del epitelio del cuello uterino y vagina para identificar lesiones sospechosas y biopsiarlas. Si la biopsia confirma el diagnóstico de lesión de alto grado (HSIL/CIN II-III) habría que realizar una cirugía escisional o tratamiento destructivo; dicho tratamiento se realiza habitualmente de forma ambulatoria y con anestesia local.
Afortunadamente la evolución de las lesiones suele ser a largo plazo, años, por lo que la detección de lesiones precursoras en el cribado es sencillo. Las pacientes con lesiones de bajo grado (LSIL/CIN I) se controlan de forma periódica sin necesidad de tratamiento quirúrgico.
P- 2.000 nuevos casos al año en España, ¿Cuáles son los principales factores de riesgo y como se puede prevenir?
R- El inicio precoz de las relaciones sexuales, tener o haber tenido un elevado número de parejas sexuales y el contacto con un varón de riesgo son los principales factores de riesgo. El tabaquismo, la inmunosupresión y la presencia de otras ETS favorecen la progresión de las lesiones.
El cese del hábito tabáquico y el uso de preservativo son las únicas dos medidas que favorecen el aclaramiento del virus. La vacunación en edades previas al inicio de las relaciones sexuales, es hoy en día el principal arma de prevención.
P- Como comenta la vacuna es la mejor manera de prevención ¿Qué vacunas están disponibles y cuáles son sus indicaciones?
R- Actualmente hay comercializadas dos tipos de vacunas frente al HPV; una de ellas está incluida en el calendario vacunal de Navarra y se administra a niñas de 12-13 años en 1º ESO.
A parte de este grupo de edad la vacunación está indicada en mujeres que han sido tratadas por lesiones de bajo riesgo provocadas por el VPH, mujeres que han eliminado la infección o mujeres que habiendo comenzado a mantener relaciones desean evitar la infección por los tipos de alto riesgo. La vacunación en niños está pendiente de ser aprobada en España.
P- ¿La vacunación evitará la infección por VPH?
R- Rotundamente no. La instauración de programas de vacunación reducirá el riesgo de cancer de cuello uterino pero no lo eliminará, la principal razón es que la vacuna no protege contra todos los tipos de VPH oncogénicos. Las vacunas no son terapéuticas; protegen frente a las infecciones nuevas por VPH, pero no protegen contra otras ETS ni tratan infecciones existentes por HPV o enfermedades causadas por el virus.
P- Para concluir, ¿Las mujeres vacunadas deben seguir con las revisiones?
R- Sí. Como ya he comentado, las vacunas disponibles en la actualidad no protegen contra todas las infecciones por VPH que causan cáncer, por lo tanto, es importante que las mujeres que están vacunadas continúen haciéndose revisiones ginecológicas rutinarias para el cribado del cáncer de cérvix.