La Dra. Lourdes Antolín del Servicio de Rehabilitación de Clínica San Miguel, nos explica qué puede haber detrás de un dolor de espalda, de una lumbalgia, y nos aconseja sobre su prevención y tratamiento
¿Qué entendemos por dolor lumbar?
Se define como dolor lumbar a aquel que aparece en la región baja de la espalda (zona lumbar, nalgas o ambas), asociada o no a síntomas radiculares (irradiación del mismo a determinados trayectos de las extremidades inferiores).
¿Cuál es la incidencia de este problema?
El dolor lumbar es un problema caracterizado por su alta prevalencia en la población general. Supone un fuerte impacto socioeconómico en los países industrializados, ya que entre el 60-90% de la población sufrirá en algún momento de su vida un episodio de dolor lumbar. Adquiere especial importancia sobre la población activa, ya que se ha convertido en una de las primeras causas de absentismo laboral, representando el segundo motivo de baja después de las infecciones respiratorias.
¿Qué puede haber detrás de un dolor de espalda?
Cerca del 80 % de los casos no presentan lesión alguna demostrable, por lo que el problema se cataloga como una lumbalgia inespecífica. No obstante, nuestra experiencia clínica nos orienta a que dichos dolores catalogados como «inespecíficos» pueden tener relación con alteraciones a nivel de articulaciones facetarías, discos intervertebrales, articulaciones sacroilíacas y musculatura lumbar.
Los factores que influyen en la aparición de un dolor lumbar inespecífico son múltiples; incluyendo las cargas pesadas, la obesidad, una incorrecta higiene postural y las vibraciones o rotaciones repetitivas del tronco.
En un 15% de los casos, sí se puede reconocer una causa posible, a saber: fracturas vertebrales, hernias discales, artrosis, etc. y en el 5% restante, la lumbalgia puede deberse a alguna enfermedad de mayor relevancia o gravedad (neoplasia, infección, espondilitis anquilopoyética).
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento depende de la causa. Es muy importante una completa exploración inicial del paciente y una correcta información al mismo. La terapia farmacológica es fundamental en el tratamiento del episodio agudo (Paracetamol, AINES, Miorrelajantes…) junto con la aplicación de calor seco local. Dentro del tratamiento fisioterápico, destacamos como pilares básicos de la terapéutica utilizada, el empleo de terapia manual y el uso de agentes físicos, entre otros.
Especial interés adquieren las escuelas educativas, las cuales favorecen una disposición activa del paciente dentro de su proceso evolutivo.
La planificación de un programa de ejercicio físico reglado desempeña un papel determinante una vez superado el episodio agudo. Programamos especialmente ejercicios de fortalecimiento de los músculos del tronco y de las extremidades, así como de flexibilización y reacondicionamiento aeróbico (bicicleta, marcha, natación, etc.)
En pacientes con discapacidad importante asociada a dolor lumbar crónico, contemplamos con especial interés la terapia cognitivo-conductual, la cual en últimos estudios realizados confiere buenos resultados en aspectos clave dentro del control evolutivo de dichos pacientes, consiguiendo reducir el dolor, mejorar la funcionalidad y favorecer el retorno al trabajo.
¿Cómo se previene el dolor de espalda?
“Prevenir es mejor que curar”. El ejercicio, la educación postural y la adquisición de hábitos correctos en lo referente a la movilización y levantamiento de pesos de manera adecuada, son pilares fundamentales para prevenir el dolor lumbar.
Como pautas de recomendación general, se incide en la práctica de estiramientos antes de iniciar el ejercicio físico, adquirir una adecuada postura en bipedestación o sedestación y adecuación en la medida de lo posible del puesto de trabajo, caminar periódicamente, calzado cómodo con poco tacón, dormir de lado sobre superficie firme, evitar levantar objetos muy pesados y control del sobrepeso.
¿En qué casos se debería acudir al médico?
En líneas generales, en estos:
- Ante un primer episodio de dolor lumbar de más de unos días de duración que no se alivia con la toma de analgésicos o si las características del mismo o su localización son distintas de los episodios previos.
- Si aparecen signos sugestivos de lesión neurológica tales como: Pérdida de fuerza o alteración de la sensibilidad en extremidades, alteración de la marcha o problemas de incontinencia urinaria o fecal.
- Ante un empeoramiento del dolor nocturno.
- Si la clínica se acompaña de fiebre, cansancio extremo o pérdida de peso.
¿Es aconsejable el uso de faja lumbar?
Por norma general no es aconsejable ni se ha demostrado eficaz para su prevención, pero en algunos casos seleccionados puede estar indicado, en caso de ser así no debe de usarse de forma continuada para disminuir riesgo de atrofia muscular.
Tengo una hernia discal. ¿Es necesario que me opere?
Depende de la sintomatología y la evolución que el paciente presente. Estudios de Resonancia Magnética realizados sobre población asintomática desde el punto de vista lumbar, muestran en hasta un 25% al menos una hernia de disco y en un 50% la presencia de abombamiento discal , por ello muchos hallazgos radiológicos se relacionan con alteraciones degenerativas propias de la edad, mas que con el dolor lumbar en si mismo y deben de ser valorados cuidadosamente por las distintas especialidades médicas.
La gran mayoría de los pacientes que presentan hernia discal son tratadas de forma conservadora.
¿Reposo o ejercicio?
El reposo en una lumbalgia aguda puede ser una consecuencia inevitable del dolor si es intenso e incapacitante, pero no un tratamiento. Debe de durar lo imprescindible, un reposo prolongado incluso puede resultar perjudicial al producir desacondicionamiento físico, reforzar el rol de enfermo y prolongar baja laboral. El paciente con dolor lumbar de larga evolución debe de mantenerse igualmente activo, aunque puede precisarse la modificación de la actividad y la protección articular, todo ello junto con un correcto control y apoyo farmacológico adecuado.