Pocas personas son las que en estos días se libran de pasar unos días con tos, fiebre, dolor muscular, de cabeza, de garganta, escalofríos y secreción nasal; los síntomas atribuidos a la gripe. El frío y los ambientes secos son perfectos para la proliferación de este incómodo virus, que cada año se manifiesta con mayor virulencia.
Solo en Navarra, durante la segunda semana de enero se han registrado más 2.600 casos, afectando más a niños y adultos.
La medida más efectiva para evitar este virus es recibir una vacuna antigripal, aunque existen otras pautas que nos pueden ayudar a prevenir la enfermedad o a minimizar sus efectos:
- Lavarse las manos frecuentemente y de forma correcta. Es recomendable un mínimo de cinco veces al día, aunque cuantas más, mejor. La principal vía de contagio es la oral y respiratoria, normalmente a través de microgotitas que emitimos al hablar, al toser o estornudar, e incluso cuando respiramos.
- Al toser, es muy importante que cubramos boca y nariz con pañuelos de papel y que los desechemos enseguida.
- Ventilar todos los días las habitaciones y espacios compartidos. Mantener limpios aquellos objetos que se pueden compartir como teléfonos, vasos o cubiertos.
- Llevar una vida saludable, que ayude a fortalecer nuestro sistema inmunológico. Se ha comprobado que las personas con sobrepeso no responden igual de bien a la vacuna de la gripe, y son más propensos a sufrir complicaciones. Además, hacer ejercicio intenso con regularidad, al menos dos horas y media a la semana, reduce en un 10% las posibilidades de contraer gripe.
- Dormir más de siete horas. Estudios publicados han demostrado que aquellas personas que duermen menos tienen tres veces más probabilidades de coger un resfriado que aquellas que duermen ocho horas o más.
¿Cómo nos recuperamos?
Ya lo decían nuestras abuelas: «la gripe dura siete días con tratamiento, y una semana sin él». Ése es el tiempo que nuestras defensas necesitan habitualmente para hacer frente al virus. No se dispone de medicamentos curativos, pero sí podemos usar fármacos para el tratamiento de los síntomas más molestos como cefalea, dolores musculares y fiebre. Para ello podemos usar paracetamol o antiinflamatorios (evitando la aspirina, sobre todo en menores de 18 años). Pero el tratamiento no acabará con el virus ni acortará el proceso, de ahí el dicho. Lo más recomendable, sentido común y tranquilidad: abundante hidratación, reposo y evitar el alcohol y el tabaco. Sólo para los grupos de riesgo recetaremos el uso de antivirales, y en ningún caso utilizaremos antibióticos.
Dra. Astrid Alvarado, Servicio de Neumología, Clínica San Miguel Pamplona