Clínica San Miguel de Pamplona reunió en la tarde de ayer a médicos, fisioterapeutas y enfermeros en una jornada sobre rehabilitación cardiaca con el Dr. Maroto, pionero de esta disciplina.
El éxito en los tratamientos de rehabilitación cardiaca se multiplica cuando se personalizan en función de cada paciente y, sobre todo, en su patología. Así lo explicó José M.ª Maroto, considerado como un pionero en esta disciplina en España tras fundar varias unidades de rehabilitación en centros como el Hospital Ramón y Cajal, el Centro de Salud Cerro del Aire de Majadahonda (Hospital Puerta del Hierro) e en IRF LASALLE, donde ejerce como jefe de unidad actualmente.
Durante la conferencia, Maroto, quien a lo largo de su extensa carrera profesional ha rehabilitado a más de 16.000 pacientes, explicó que siempre es necesaria una evaluación global del estado de riesgo cardiovascular de los pacientes, con el fin de establecer una estrategia de intervención. Además de someter a cada paciente a una prueba de esfuerzo inicial, es preciso tener en cuenta aspectos como la fisiología del ejercicio físico, los programas de entrenamiento, el papel del especialista en enfermería y fisioterapia, así como el consejo nutricional y el apoyo psicológico.
Pero no se trata de que el entrenamiento sea individualizado, sino que se recomienda que el paciente forme parte de un grupo de rehabilitación, formado por entre ocho y doce personas, que permita el contacto y la relación entre sus miembros. “En algunas ocasiones veces, es más beneficioso para el paciente compartir con otros su experiencia que el propio cardiólogo. Es necesario que expliquen cómo se sienten y que compartan sus miedos”, ha comentado Maroto.
Clínica San Miguel tiene previsto inaugurar una unidad de Rehabilitación Cardiaca próximamente, en la que un equipo multidisciplinar de especialistas llevará a cabo un programa terapéutico global para una recuperación más completa del estado físico, psicológico y social de las personas con enfermedad cardiovascular. Estos programas persiguen un triple objetivo: evitar recaídas y nuevos episodios cardiacos; mejorar la calidad de vida; y regresar a la actividad cotidiana social y laboral del paciente; y han demostrado ser muy eficaces mejorando la capacidad funcional, la fuerza, el bienestar físico y psicológico y, en definitiva, la calidad de vida de los pacientes.
Los programas de rehabilitación cardiaca fueron definidos en 1964 por la Organización Mundial de la Salud como “el proceso por el cual una persona es restaurada a una óptima situación física, médica, psicológica, social, emocional, sexual, laboral y económica” de los pacientes que han sufrido episodios cardiacos. Estos programas deben contar con un equipo que incluya a profesionales sanitarios como cardiólogos, psicólogos, psiquiatras, médicos, rehabilitadores, fisioterapeutas, enfermeras, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, entre otros, siempre bajo la coordinación de un cardiólogo.
Los programas de rehabilitación cardiaca deben considerar todas las medidas para realizar prevención secundaria, recuperar la funcionalidad del paciente con patología cardiaca y reducir el riesgo de un segundo infarto.