La hipertensión es una enfermedad crónica en la que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear. Debe tratarse bajo la supervisión médica, ya que puede derivar en problemas de salud graves.
Una persona no es hipertensa por tener un valor determinado, ya que varía de latido a latido, según las situaciones cotidianas que tengamos, como, por ejemplo, caminar, hablar o hacer ejercicio, la variación de la presión arterial es algo normal. Se trata de la adaptación a lo que necesita nuestro organismo en cada momento.
Se calcula que de los 14 millones de españoles que tienen hipertensión, 4 están sin diagnosticar. Para saber si una persona tiene la tensión alta se deben tener en cuenta dos valores: la presión sistólica y diastólica.
Por una parte la tensión sistólica, la más alta, que se produce cuando el corazón se contrae. No debe superar los 120 mmHg en los adultos. Por otra parte, la tensión diastólica, que es la presión sanguínea cuando el corazón se relaja. En este caso su valor normal es de 80 mmHg. Se considera que una persona tiene la tensión alta cuando el valor de la tensión sistólica supera los 140 mmHg y el de la tensión diastólica supera los 90 mmHg.
Las personas con tensión arterial baja tienen por debajo de 90 mmHg/60 mmHg.
Comprobar si se tiene hipertensión es muy fácil, se puede hacer con un tensiómetro. Hoy en día los hay muy precisos, pequeños y fáciles de manejar para que todo el mundo pueda hacerlo en casa. También se puede acudir a un centro de salud para que lo haga un médico. Algunas personas necesitan llevar un holter, que es un aparato que mide la tensión todo el día.
¿Cómo controlar la tensión arterial?
Adoptar hábitos de vida saludables: Para controlar la tensión en personas mayores es importante cuidar la salud de manera integral, donde se ve implicado el control del estrés, la alimentación y el ejercicio.
Seguir una dieta equilibrada y tener en cuenta una serie de recomendaciones concretas:
- Reducir la ingesta calórica en caso de sobrepeso.
- Eliminar los alimentos procesados, precocinados y enlatados.
- Reducir la ingesta de sal. Se aconseja no superar los 1,5 gramos al día, sobretodo si se es hipertenso.
- Aumentar el consumo de potasio (fruta, vegetales y cereales).
- Aumentar la ingesta de calcio.
- No ingerir más de 30 gramos de alcohol al día.
Hacer deporte a diario: la actividad física es clave para controlar la tensión alta. Además de hacer deporte, es recomendable subir las escaleras a pie, ir andando o en bici siempre que se pueda. Las personas con algún tipo de movilidad reducida tienen mayor riesgo de sufrir hipertensión arterial porque suelen llevar un estilo de vida más sedentario. En este caso, es importante buscar la manera de realizar ejercicios adaptados para estimular la circulación sanguínea como los sistemas de gimnasia pasiva.
En ciertos casos, los tratamientos farmacológicos indicados por un médico serán necesarios. Si tienes dudas, pide cita con nuestros especialistas de Clínica San Miguel.
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